Interviu în revista España Real
George Gabriel Bologan fue uno de los seis nuevos embajadores que entregaron sus cartas credenciales en la primera ceremonia que retomaba el formato habitual tras la pandemia de Covid, reincorporándose los caballos y las carrozas del siglo XIX. Revive para España Real sus impresiones y el encuentro con Felipe VI.
- 09 agosto, 2022
El pasado 19 de mayo, el Palacio Real de Madrid volvía a vestirse de gala, como en sus grandes ocasiones. Al igual que sus otros cinco nuevos compañeros del Cuerpo diplomático acreditado en Madrid, el Embajador de Rumanía, que había recorrido en una carroza del siglo XIX las calles del centro histórico de la capital, subió la imponente escalera de honor del Palacio tras haber escuchado el himno de su país mientras atravesaba el Patio de Armas. Tras ser introducido en la cámara oficial y siguiendo escrupulosamente el protocolo establecido, con la mano derecha, sin guantes y usando el tratamiento mayestático, entregó a Su Majestad el Rey las cartas del Presidente de Rumanía que lo acreditan como Embajador ante el Reino de España. Un acto breve, pero solemne y cargado de simbolismo y contenido jurídico, que le permitía asumir plenamente sus funciones representativas. Siguió un amplio encuentro privado con Don Felipe, en que quedaron de manifiesto las excelentes relaciones bilaterales y la intensidad de los proyectos y visiones de futuro compartidas.
Fue usted uno de los primeros embajadores que, tras más de dos años de restricciones debidas a la pandemia, pudo entregar sus cartas credenciales en un acto celebrado con todo el esplendor que lo caracteriza. ¿Cómo vivió esta ceremonia de acreditación ante Su Majestad el Rey?
Las emociones positivas vividas en primera persona son muy difíciles de describir. Para mí, tal y como compartí con Su Majestad, fue un momento único, recordando desde la infancia lo que significaba el símbolo de la monarquía para mis abuelos y su generación, que estuvo privada de libertad bajo el régimen totalitario comunista. La Monarquía era el símbolo de la libertad, de la democracia. Los 29 minutos pasados con el rey Felipe VI fueron un capítulo de la historia de las relaciones bilaterales entre Rumanía y el Reino de España, un tiempo en el que hemos hablado de los lazos entre nuestros estados, unas relaciones fortalecidas por la numerosa comunidad rumana de España, que el rey aprecia. Hemos analizado igualmente la actual situación y el futuro de Europa, la necesidad de formar una conciencia europea activa mediante cursos escolares dedicados a la cultura y civilización europea; la guerra de Ucrania; la posibilidad de visitar Rumanía; o la riqueza cultural de España, hablando aquí sobre Francisco de Vitoria, Teresa de Jesús, Quevedo, Cervantes o Unamuno. Considero que fue un privilegio, el Rey es una persona amable, afectuosa y está preparado atenta y concienzudamente para la interacción con cada embajador.
¿Qué le transmitió este acto acerca del país en el que empezaba su misión diplomática?
España fue una gran potencia mundial, los siglos de oro (XV-XVI), los hombres de cultura y espiritualidad sobre los que hablamos durante la audiencia privada y a los que se suman otros escritores y dramaturgos, indiferentemente de su periodo o convicciones políticas, forman parte del patrimonio europeo y han representado y modelado una parte de nuestra identidad. La solemnidad de una ceremonia es emblemática y al mismo tiempo elocuente sobre la tradición e importancia de un estado y sobre el modo en que este sabe honrar sus símbolos.
¿Qué considera que tiene de específico la ceremonia española?
Respondo de manera muy simple: cada nación se define mediante sus tradiciones. La tradición es también una expresión de la permanencia y la fortaleza de un pueblo. Por otra parte, la carroza, los honores, el homenaje tributado en el patio del Palacio Real al embajador acreditado, con la entonación del himno del estado que lo envía, son elementos que marcan la diferencia.
¿Cree que siguen teniendo sentido este tipo de ceremonias en el siglo XXI? ¿Qué aportan a nuestra forma de vida?
La ceremonia aúna pasado y presente de manera fascinante. La atmósfera se enriquece también con el entusiasmo de los turistas, a los que se les ofrece un episodio atractivo y, al mismo tiempo, marca la diferencia entre la capital de una monarquía con otras que, por supuesto, son atractivas por su propio específico. La ceremonia de presentación de cartas credenciales es, sin duda, el relato de lo que ha significado y sigue representando España y Madrid en la historia universal.
George Gabriel Bologan (Hunedoara, Rumanía, 1974), es desde marzo de 2022 Embajador de Rumanía en el Reino de España, habiéndolo sido previamente, desde 2016, en Italia, donde había desempeñado con anterioridad el cargo de Cónsul General en Milán.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Libera Maria Santissima Assunta de Roma y en Teología por la Pontificia Universidad Urbaniana, tiene un máster en administración pública por la Universidad de Oradea.
Entre 1995 y 2003 desempeñó su labor como periodista acreditado ante la Santa Sede, freelancer en Italia y Vatican, corresponsal para diversos medios como TVR (la televisión pública rumana) o la cadena de televisión Telepace de Roma.